Los sistemas de transportes y comunicaciones en su estructura y desarrollo se adaptan a los nuevos paradigmas urbanos y territoriales. Adaptación que implica, no tanto una revolución tecnológica, como la necesidad existente de un cambio de perspectiva y de actitudes. En un brillante artículo, A. Pracedo (1995) señala que lo esencial de una ciudad es ser habitable; es decir, "un medio donde encuentre el hombre un ambiente favorable para su desarrollo armónico y solidario en lo personal y en lo social, en lo sociológico y en lo psicológico. Por lo que hay que combinar la habitabilidad propugnada con la equidad social, con la sustentabilidad medioambiental y con la economía".
En efecto, bajo estos principios fundamentales en los que se inspira el nuevo modelo de sociedad, se debe entender la ordenación de los transportes y de las comunicaciones. La ciudad no es pura economía, es algo más y en consecuencia sus actuaciones deben contemplar otros principios y otros objetivos, para ello, los sistemas de comunicación y transporte han de hacer posible otras realidades como son la integración social, la diversificación productiva, el desarrollo cultural y técnico de sus habitantes, la calidad ambiental de sus espacios y un medio seguro, afirmando la participación comprometida de sus ciudadanos.
Estos principios que asignamos a los transportes y comunicaciones, no son en absoluto aspectos teóricos que no admiten plasmación práctica, al contrario, son referentes claros de todo un esquema de actuaciones que se concretan y virtualizan con la práctica. Favorecer la accesibilidad, la conectividad, la interacción espacial, son clave de respuesta frente a la marginalidad, la segregación o las desigualdades de cualquier tipo. Lo mismo que la eficiencia económica de los transportes se establece a partir del diseño de redes integradas, o las de las comunicaciones con las autopistas de la información, la segregación social se rompe con la accesibilidad en su sentido más pleno.
Es claro que estos nuevos paradigmas urbanos nos plantean preguntas a las que hay que dar respuesta. A modo de ejemplo, la revalorización de los cascos históricos de las ciudades, a partir de los planes de rehabilitación y reforma interior, nos obliga a concebir nuevos planteamientos en sus esquemas de circulación, de manera que sean compatibles el disfrute y la conservación del patrimonio histórico-artístico, con las actividades económicas y los usos residenciales. Esto implica una estrategia que abarque, no sólo la regulación de los flujos de tráfico y el sentido de los mismos, sino que incorpore además las áreas peatonales o incluso el modelo de transporte colectivo que puede tener acceso.
Si además entendemos, que la ciudad es un espacio de producción en competencia y con independencia con otros próximos y lejanos, mas en estos momentos en los que la formación de grupos económicos regionales es una realidad, formándose así " una extensión del ámbito espacial entre ciudades" como señala G. F. Dumond (1995). Es por ello que no podamos concebir la circulación urbana como un hecho independiente, sino que ha de estar relacionado con las redes que funcionalizan jerárquicamente los ámbitos territoriales en los que se inscriben.
A modo de referencia concreta, entendemos que habría que apostar por el desarrollo del esquema portuario y sus conexiones ínter modales, como punto de partida de una política de influencia territorial más ambiciosa, por la que ya, los flujos de tráfico están reclamando.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, es necesario advertir el profundo cambio que supone para las conexiones interurbanas, la reducción de las distancias horarias con respecto a las distancias kilométricas. Este nuevo paradigma del transporte hace variar la percepción del espacio, comprimiendo y alterando las relaciones territoriales, lo que genera pérdida de complementariedad entre las ciudades y aumento de competencia entre ellas; de ahí la necesidad de articular los espacios urbanos territorialmente de acuerdo con unos criterios de jerarquización funcional en la infraestructura de comunicaciones.
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